francmason siglo 19

Francmasón otomano, Ahmed Nami, en el siglo XX.

La «masonería operativa»

Una de las leyendas más importantes de la francmasonería atribuye a Hiram Abif, mítico arquitecto del Templo de Salomón en Jerusalén, el origen mítico de la orden masónica. Algunos textos retrotraen el origen de la masonería a épocas de aún mayor antigüedad, y llegan a considerar como fundadores a distintas figuras bíblicas, como TubalcaínMoisésNoé o el mismísimo Adán. De la antigüedad de la sociedad hablaría el que las citas del Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento sobre: ‘Los arquitectos’, pudiesen referirse a algunas personas relacionadas con este grupo iniciático. Más realistas, pero todavía en el ámbito de lo mítico o de lo pseudohistórico, diversos autores han atribuido este origen a los constructores de las pirámides en el antiguo Egipto, a los Collegia Fabrorum romanos, a la Orden del Temple, la de los Rosacruces o a los humanistas del Renacimiento.

Se habla de un texto que el príncipe Edwin de Northumberland, sobrino del rey Athelstan, habría dado a estas corporaciones en Inglaterra en el año 926, denominado Constituciones de York. Este manuscrito se habría perdido en el siglo XV y habría sido reescrito de memoria por los que lo conocían. Por este motivo, su origen más plausible lo encontramos en la Carta o Estatutos de Bolonia, redactado en 1248, son el documento masónico original más antiguo que se conoce. Trata de aspectos jurídicos, administrativos y de usos y costumbres del gremio. Le siguen en antigüedad otros documentos, como el Poema Regius o Manuscrito Halliwell (1390), el Manuscrito Cooke (1410), el Manuscrito de Estrasburgo (1459), los Estatutos de Ratisbona (1459), los de Schaw (1598), el Manuscrito Iñigo Jones (1607), los de Absolion (1668) y el Sloane (1700). Todos estos manuscritos se refieren a la masonería «operativa» o gremial, de la que especifican sobre todo las reglas del «oficio», y los historiadores suelen referirse a ellas en un sentido genérico como «constituciones góticas».

Dos corrientes principales

La regularidad es un concepto tan importante como debatido en el seno de la francmasonería. Con base en él, las obediencias masónicas establecen acuerdos de mutuo reconocimiento y relación entre ellas. En general, se habla de masonería regular para referirse a la que se atiene a una serie de reglas tradicionales. Sin embargo, existe discrepancia sobre cuáles de estas normas son las realmente importantes y cuáles no, lo que da lugar a la división de la masonería mundial en dos corrientes principales, a las que se puede añadir un cierto número de logias y de pequeñas obediencias no adscritas a ninguna de las dos.

Las condiciones aceptadas por las dos corrientes principales para reconocer la regularidad de una obediencia masónica son:

Las dos corrientes discrepan en varios puntos importantes, que afectan incluso a sus respectivas denominaciones. Ambas corrientes suelen ser conocidas, respectivamente, como regular, una de ellas, y como liberal o adogmática, la otra. Sin embargo, los representantes de la segunda mantienen que su corriente es también plenamente regular, mientras que los de la primera argumentan que la suya es asimismo esencialmente liberal y adogmática. Es imposible establecer un criterio objetivo sobre este tema. Quizá, lo que se puede afirmar es que las diferentes corrientes masónicas no se consideran identificadas con términos como irregular o dogmática. Finalmente, las logias que no se adscriben a los criterios de ninguna de las dos principales corrientes suelen ser denominadas salvajes, si bien ellas prefieren referirse a sí mismas como bajo la bóveda celeste.

Masonería regular anglosajona

Sede de la Gran Logia Unida de Inglaterra, en Londres.

La corriente que se denomina anglosajona está encabezada por la Gran Logia Unida de Inglaterra y a ella se adscriben las principales obediencias, por lo que a número de miembros se refiere, de las Islas Británicas, Estados Unidos, los países de la Commonwealth, Iberoamérica y parte de la Europa continental, incluida España. Basándose en su interpretación de la tradición masónica y, en particular, de las Constituciones de Anderson, las obediencias y logias de esta línea establecen los siguientes criterios de regularidad:

Masonería regular continental

La corriente que se denomina liberal o adogmática tiene su principal exponente mundial en el Gran Oriente de Francia. Es la principal corriente, por lo que a número de miembros se refiere, en Francia, África francófona y algunos países de la Europa continental, y a ella se adscriben muchas obediencias en todo el mundo, en especial en Iberoamérica y la Europa continental, incluyendo, en particular, a las obediencias femeninas y mixtas. No se basa en un estándar de regularidad establecido, sino que mantiene como referente el reconocimiento compartido de unos valores, modelos rituales y organizativos que, por tradición, se consideran esencialmente masónicos. Por este motivo, presenta una mayor variedad de formas concretas de organización, cuyas principales características, que no tienen que darse simultáneamente, son:

Dentro de una logia masónica, en Bruselas.

El altar, dentro de una logia masónica en Bruselas, Bélgica.

El Gran Arquitecto del Universo

Artículo principal: Gran Arquitecto del Universo

El Gran Arquitecto del Universo, expresado habitualmente con el acrónimo GADU, es un símbolo tradicional en masonería cuyo contenido, interpretación y relevancia varían según la corriente masónica de que se trate.

Para la corriente anglosajona, el GADU representa al Ser Supremo, un principio masónico cuya creencia e invocación en la práctica del rito son imprescindibles. Para la corriente continental, establecer la condición de la creencia en un Ser Supremo supone limitar la libertad de conciencia de sus miembros, por lo que ni la creencia en el GADU ni su invocación son preceptivas.

Los masones, como individuos, son en todo caso libres de darle el contenido que mejor se ajuste a sus creencias. Como todos los símbolos, proporciona un marco, pero su interpretación concreta corresponde a cada cual.

Muchos francmasones consideran que el símbolo GADU es igual al Dios creador que determina a su voluntad los planes de la existencia. Para otros muchos, simboliza la idea de un Principio Creador, Alma Suprema que está en el origen del Universo, cuya naturaleza es indefinible. Hay por último masones que, prescindiendo de cualquier enfoque trascendente, identifican al GADU con la sublimación del ideal masónico o que lo interpretan desde una perspectiva panteísta o naturalista.

La masonería no sería compatible con una postura de nihilismo radical que negara cualquier sentido trascendente o inmanente al mundo, que interpretara el Universo como un puro caos sin orden posible, o que negara que, a pesar del desorden aparente, hay un Cosmos.

Grados

En el siglo XIX, se emitían certificados como este para que los masones pudiesen demostrar que habían tomado los tres grados de la masonería en una logia regular, es decir, en una logia reconocida por una gran logia.

Los tres grados de la masonería son:

  1. Aprendiz – es el primer grado, el de los iniciados, con el que una persona se vuelve masón; en este grado el masón, se enfrenta consigo mismo y debe de superarse, empezando a controlar sus pasiones (exceso de los 5 sentidos).
  2. Compañero – es un grado intermedio, donde el masón se dedica a aprender; en este grado el masón ve cómo el mundo exterior lo percibe y aprende a percibir el mundo exterior.
  3. Maestro – es el tercer grado, en el cual se requiere que el masón participe en la mayor parte de los aspectos de la logia y de la masonería. En este grado, el masón es enfrentado con la realidad de la muerte, se enfrenta con la inmortalidad del alma y la vida eterna.

Los tres grados representan tres etapas del desarrollo personal. No hay, para los masones, un significado único de estos tres grados; conforme un francmasón va trabajando en cada uno de los grados y estudiando, interpretará estos grados en función de su desarrollo personal, y su única obligación será cumplir con las normas de la logia para la que trabaja.​Una estructura simbólica común y una serie de arquetipos universales le servirán a todo masón para encontrar sus propias respuestas a las preguntas filosóficas de la vida.

No hay ningún grado en la francmasonería que sea superior al grado de maestro. ​Si bien algunas órdenes masónicas tienen otros grados con números, estos otros grados se consideran de perfeccionamiento al grado de maestro y no promociones del mismo. Un ejemplo de ello es el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA), que confiere grados desde el número 4 hasta el número 33. En el Rito Nacional Mexicano, en cambio, el total de grados es nueve, equivalentes a los treinta y tres del REAA.

Para alcanzar estos grados adicionales, es necesario ser maestro masón. Su administración depende de un sistema paralelo al de las logias azules o de artesanos; dentro de cada organización hay un sistema de oficios, que confiere rangos únicamente dentro de ese grado o dentro de esa orden.

En algunas jurisdicciones, en particular las de Europa continental, se les solicita a los masones que elaboren artículos sobre temas filosóficos, y que los presenten en público en la logia. Hay una extensísima bibliografía de artículos, revistas y publicaciones masónicas, que incluyen abstracciones y lecciones espirituales o morales de calidad diversa, manuales prácticos acerca de la organización y el manejo de los ritos, y también artículos históricos y filosóficos.

Discreción y secreto

La masonería no es una sociedad secreta, sino discreta y con algunos secretos que son revelados a sus miembros a medida que estos progresan. En lo que se refiere a las actividades de las logias, estas son discretas. Con respecto al secreto, existen dos tipos de secretos prioritarios, uno de ellos asociado con el reconocimiento, las palabras de pase, los toques al saludarse y las respuestas a preguntas específicas para poder ingresar a la orden.

Estos elementos forman parte del conocimiento esotérico, que sólo se transmite en el interior de la institución y a quienes han alcanzado el conocimiento y el reconocimiento de sus iguales para llegar ahí. El otro tipo de secreto es ritual y es personal: es el conocimiento que cada miembro de la logia va adquiriendo de sí mismo conforme aprende. Es una experiencia personal que, por definición, no puede transmitirse a nadie más.

El documento encriptado del siglo XIX, llamado Copiale, descifrado en la Universidad de Uppsala, en Suecia, contiene las ceremonias de admisión a una sociedad secreta: Los ocultistas, dedicada a la difusión de las técnicas adecuadas para la extracción de las cataratas (facólisis), también describe las ceremonias de iniciación a todos los grados masónicos.​

Historia

Artículo principal: Historia de la francmasonería

Exclusión/inclusión de la mujer

En el siglo XVIII, cuando surgió la masonería especulativa o moderna, la mujer no estaba ni económica ni social ni políticamente emancipada. En las Constituciones de Anderson, de 1723, no se la tuvo en cuenta. Pero las mujeres no quisieron permanecer indiferentes a las realizaciones de las asociaciones masónicas. En 1730, solo cinco años después de la aparición de la masonería especulativa en Francia, comenzaron a realizarse gestiones para que fuesen aceptadas en la institución. El 10 de junio de 1774, el Gran Oriente de Francia había tomado bajo su protección, en una Asamblea General, la masonería de adopción. Se trataba de logias formadas por mujeres bajo la tutela de los masones varones. El 11 de marzo de 1775, el marqués de Saisseval, ayudado por otros hermanos, formó la Logia El Candor. Su primera gran maestra fue la duquesa de Bourbon, a la que siguieron la princesa de Lamballe (1780), la emperatriz Josefina (1805), madame de Vaudemont (1807) y madame de Villete (1819), amiga personal de Voltaire.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, el 14 de enero de 1882, en la localidad de Le Pecq (Francia), la Logia Los Librepensadores inició a una escritora y conocida militante a favor de los derechos de la mujer, Marie Deraismes, quien el 4 de abril de 1893 creó, junto con el senador Georges Martin, la Gran Logia Simbólica Escocesa de Francia Le Droit Humain (El Derecho Humano). Esta logia daría origen a la Orden Masónica Mixta Internacional “El Derecho Humano”. El Derecho Humano extendió rápidamente su acción en el mundo, y perteneció a la misma Annie Besant, célebre feminista inglesa y secretaria de la Sociedad Fabiana, antecesora del Partido Laborista de Inglaterra.

A lo largo del siglo XIX y principios del XX, la masonería de adopción fue desapareciendo y transformándose en masonería femenina, especialmente con el surgimiento, el 21 de octubre de 1945, de la Unión Masónica Femenina de Francia, que culminó, en 1952, con la creación de la Gran Logia Femenina de Francia, que irá extendiendo la masonería integrada por mujeres en el resto de la Europa continental y de América Latina. Todavía algunas organizaciones masónicas masculinas siguen considerando «irregular» la presencia de mujeres en la masonería, si bien hoy existe un alto nivel de integración en la mayoría de los países, a partir de la existencia de organizaciones masónicas mixtas o femeninas . Estas organizaciones son, por lo demás, plenamente aceptadas por las obediencias masculinas de la corriente masónica liberal.

La figura de Dios: el Gran Arquitecto del Universo

Uno de los temas que se critica a la francmasonería es la figura de Dios. El Gran Arquitecto del Universo (figura equivalente a Dios en muchas de las formas de practicar la masonería) está sujeto a discusión según las diferentes líneas de pensamiento acerca de su existencia y si este es un dogma o no que debe establecerse en una logia. A pesar de que existe cierta uniformidad en establecer como regularidad masónica su creencia y se acepta su discusión como parte de la iniciación para la búsqueda de la verdad, hay sin embargo ritos específicos que practican la masonería sin necesidad de recurrir a una figura divina: es el caso, por ejemplo, del Rito Nacional Mexicano, en cuya liturgia, dedica sus trabajos «Al triunfo de la verdad y al progreso del género humano», y no, como el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, «A la gloria del Gran Arquitecto del Universo».​

Por otro lado, la aceptación de la regla de los doce puntos en sus generalidades, a pesar de las corrientes más liberales para flexibilizarla en ciertos aspectos, igualmente adopta la existencia de dogmas implícitos en lo que se considera sagrado dentro de su hermética: símbolos, vestimentas, grados, relaciones y ritos (aun prescindiendo de un Dios dogmático). Al existir cuestiones sagradas dentro de un cuerpo de conductas afines a sus creencias, se establece por lo tanto a la francmasonería como un culto pararreligioso (los masones asisten a sus templos, tienen castigos morales, entregan dinero, estudian sus símbolos, aprenden sus ritos, se imponen una filosofía y disciplina sagradas y desarrollan una relación entre sus integrantes) dentro del tejido religioso y social habitual. Esto significa que los integrantes de la masonería no excluyen, por lo menos en principio y en la práctica de su culto, creencias religiosas similares a las habituales. Se le critica que esta práctica termina fomentando una doble vida en las personas por su inherente secretismo, cuando se adopta finalmente como estilo de vida.

Aspectos sociológicos: acusación de ser una secta

Desde el punto de vista sociológico, se puede establecer su carácter de secta, en un contexto psicológico de las minorías nómicas, en el que se «reconoce a estos grupos un carácter activo, esto es, una capacidad de influencia y transformación de la sociedad y sus valores diferente a las de una mayoría perteneciente a lo establecido, … aunque también se trata de grupos con una disciplina rigurosa, que practican un “reclutamiento selectivo” y una dinámica con alto nivel de cohesión grupal». Así, se le ha objetado que muestra presuntamente una conducta persistentemente excluyente, al invitar a participar principalmente a personas con cierto nivel cultural, que no representan la amplitud de la sociedad. Tal conducta de estas organizaciones también se considera un caldo de cultivo para que se ocupen las logias como medio para lograr ciertos beneficios indebidos, mediante el tráfico de influencias de las personas que las integran.

La francmasonería moderna

La masonería actual no puede considerarse una sociedad secreta, sino discreta, en razón a la apertura de diversas logias en todo el mundo, que muestran incluso los ritos que se consideraban secretos. La masonería es una institución constituida horizontalmente, las logias son autónomas y solo obedecen en ciertos aspectos ritualísticos y administrativos a sus referentes nacionales.

La masonería actual es considerada una escuela iniciática (espiritual) y moral, que persigue el desarrollo del individuo para el bienestar de la humanidad, que solo es posible conseguir mediante el estudio científico y moral de las cosas, con la finalidad de conocerse a sí mismo. Estos estudios se desarrollan dentro de las logias y con fines educativos en todos los aspectos humanos; los métodos de enseñanza se desarrollan en un primer momento utilizando las herramientas de mitos y símbolos de la antigüedad, y en uno posterior, mediante las ciencias o artes liberales (trívium y quadrivium), cuya enseñanza fue perseguida en diversos momentos históricos.

Todas las creencias religiosas/espirituales (incluso, en algunas logias o en algunos ritos, la ausencia de creencia) y todas las posiciones políticas se aceptan en la masonería, y no son temas de discusión en las logias, ya que el respeto y la tolerancia es un principio elemental de la masonería, lo que elimina cualquier controversia entre la masonería, la religión y los grupos políticos. Por otra parte, existen diversas organizaciones secretas u ocultas a las que se les atribuye un carácter masónico, que en realidad no tienen; de ahí que las diversas ideas, interpretaciones y expresiones negativas contrarias a la masonería se consideren meras reminiscencias históricas, expresiones sin fundamento y desconocimiento absoluto de la institución al día de hoy.

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